PERSONAJES POPULARES, Coro, Municipio Miranda
Rafael José Hernández* ha rescatado del olvido a un personaje coriano como extraído de las catacumbas, algo así como el Coco con que se le echa miedo al niño, pero con apariencia espeluznante. La leyenda de Quéquero empezó a tejerse con sus propias manos cuando, sobreponiéndose a su estado de desmadejamiento de sus piernas, construyó un carrito rústico con que, ayudado por un amigo, en cierta ocasión paseó por la ciudad. Se instaló en el inconsciente colectivo del coriano como una referencia que, al evocarse, era asociada al terror, a lo desconocido, a lo que se teme o al misterio.
Quéquero también pertenece al dominio de los saberes, lo cual lo demuestra la expresión local ya lamentablemente más en desuso: “eso no lo sabe ni Quéquero”, que confirma el vasto alcance y dominio del conocimiento de este personaje legendario, al punto que llegó a saber de buena tinta la vida y milagros de todas las familias de la ciudad.
*Rafael José Hernández: “Personajes populares corianos” p. 100 – 101, en
Luís Alfonso Bueno: De Coro y de corianos. Caracas, 1.976.
Vivía justamente en la salida de ciudad; por el frente de su casa, camino a la sierra coriana, transitaban las tropillas de mulas, cuyos transportadores le comprobaban las lámparas que él fabricaba con potes vacíos. Las bestias campaneras las llevaban colgadas para alumbrar “los oscuros peñascales de las cumbres “. El pago se lo hacían quienes le compraban en especies, como panelas, papelón o pescado. Con la hojalata de los potes hacía también reliquias para santos.
Así como su llegada a Coro e instalación en el barrio
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