viernes, 25 de abril de 2008

Tambor de La V ela

Tambor veleño.

Se afirma* que hay diferencias entre los tambores de la costa y el propiamente coriano, que asocian e identifican con la tierra firme o el interior o, en todo caso, lo opuesto al tambor marinero. Ejemplifiquemos con el tambor veleño, que tiene su toque propio y su propio vestuario. En este último, los tocadores visten franelas y blue jeans. El tambor veleño está compuesto de dos tambores: uno que hace la prima, que dirige el quiebre y el otro de segunda, que hace de fondo y marca el ritmo.

Aun cuando los dos instrumentos son ejecutados simultáneamente, cada cierto tiempo uno se sobrepone al otro, que termina por acallarse. Este relevo permite darle rienda suelta a la energía y a la vitalidad de cada uno de los tocadores. Los tambores son acompañados por el furro, güiro, charrasca y cuatro.

Muchas personas creen que la presencia exclusiva de mujeres en el baile se debe a que, en La Vela, los hombres no son proclives a la danza, razón poco convincente, pero entendible. Creo que esta afirmación o creencia más bien se corresponde con la versión del grupo Parranda veleña, que se cita en los artículos** que estamos reseñando; fundado en 1985 por Lino Pajarito Nerey, su repertorio inicial se basaba en la música serrana y venezolana, pero con una preponderancia del tambor, el cual ha terminado por ser el más fuerte de todos los instrumentos.

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